La imaginación es una aptitud con la que todos nacemos, pero es necesaria fomentarla desde pequeños para desarrollarla lo más posible y seguir siendo imaginativos y creativos de mayores.
Beneficios de desarrollar su imaginación
La imaginación no sirve solo para realizar un cuadro o escribir una historia, sino que nos proporciona muchas habilidades beneficiosas para el desarrollo y la vida:
– Ayuda a solucionar todo tipo de problemas al ser capaz de encontrar soluciones originales y diferentes.
– Fomenta el vocabulario y las destrezas comunicativas.
– Desarrolla destrezas sociales.
– Aumenta la autoestima y la confianza en sí mismo.
– Favorece las posibilidades laborales y el éxito en el colegio primero, y posteriormente en el trabajo.
– Ayuda a desarrollar el pensamiento abstracto.
– Libera tensiones y aumenta la alegría y la felicidad al promover la risa.
Etapas de la imaginación en los niños
– De los 2 a los 5 años: El niño usa su imaginación para dar una nueva a sus juguetes, pasando así a ser juguetes animados para ellos. El siguiente paso es otorgarles atributos propios de sus personas cercanas. De esta manera, el niño imita a los adultos y es habitual que castigue a sus muñecos o les dé de comer como hacen sus padres.
– De los 6 a los 10 años: La imaginación se vuelve más abstracta y el niño es capaz de crear juegos más creativos, alejados de la realidad. A partir de esta edad los niños pueden crear e imaginar cosas sin la necesidad de tenerlas delante.
– +10 años: Al acercarse a la adolescencia, los cambios propios de esta etapa hacen que el niño se vuelva más sentimental y haya un brote de imaginación.
¿Cómo potenciar la imaginación en los niños?
– Es fundamental poner al alcance los medios necesarios para que el niño desarrolle su imaginación, como variedad de materiales e instrumentos, llevarle a actividades nuevas, etc.
– Dale libertad a la hora de expresarse, ya sea por medio de un dibujo, la música, etc. No guíes sus pasos ni le dirijas al hacer actividades artísticas o coartarás su creatividad.
– Enséñale a desarrollar el juego simbólico.
– Cuéntale cuentos e historias. Puedes leerlas en un libro o inventároslas juntos.
– No le sobreprotejas, debe aprender a resolver solo sus problemas y tomar sus propias decisiones.
– Respeta sus iniciativas y sus intereses.
– Sé positivo ante sus errores y enséñale a enmendarlos y mejorar, no a esconderse tras ellos o abandonar.
– Evita la monotonía (todo lo posible) en su vida diaria. No hagáis siempre lo mismo, vayáis siempre al mismo parque o estéis siempre con las mismas personas. Debe estar en contacto con culturas y personas diferentes que abran su mente y probar actividades nuevas.