Como decía María Montessori: “Ayúdame a hacerlo por mí mismo”. No se debe dirigir el dibujo del niño, sino dejar que explore sus capacidades y que desarrolle su imaginación y creatividad con libertad.
La mejor manera de ayudar a tu hijo a experimentar con el dibujo y la pintura es dándole los materiales necesarios y dejándole total libertad para que cree y coloree a sus anchas. No se debe dirigir el dibujo del niño, ni enseñarle cómo hacerlo y mucho menos aún decirle que ha hecho algo mal o que “ese perro tiene 5 patas y debería de tener 4”.
Los dibujos en la etapa infantil, hasta los 4 años, se caracterizan por la total libertad y ausencia de parecido con la vida real. Los niños no son realistas, no intentan captar lo que ven, sino dar rienda suelta a su imaginación, dejar que los colores y los trazos fluyan libremente para experimentar qué formas y combinaciones logran con ello.
Esta es la manera en la que ellos fomentan su imaginación y creatividad, por eso no se debe dibujar una casa para que la copien, ni mover su mano enseñándole cómo hacer un círculo ni decirle que el cielo debe ser azul y los perros de color marrón. No, los padres solo debemos hacer lo siguiente:
- Dar al niño variedad de materiales para que experimente y pruebe (ceras, rotuladores, temperas, pintura de dedos, folios, cartulinas, etc.).
- Fomentar en él el amor por la pintura, las manualidades y el arte en general.
- Acompañarle y estar a su lado siempre que nos lo pida, pero sin corregirle ni dictarle cómo debe dibujar.
- Evitar los juicios de valor.
- No comparar sus dibujos con los de su hermano o un compañero. Cada niño debe pintar en completa libertad.
- Mantener un espacio siempre disponible para que pueda dibujar en cualquier momento, incluso si tú no estás en casa. Debe tener todo a mano.
- Aproximarle al dibujo a través de los cuentos.
- Alabarle y elogiar sus dibujos, sean como sean.
- Reconocer su esfuerzo.
De esta manera, permitiremos al niño que desarrolle su creatividad al máximo sin imponer límites ni coartar su imaginación, ayudándole así, a través del dibujo, a expresar sus emociones, desarrollar su pensamiento abstracto, mejorar su autoestima o favorecer su socialización.